Descifrando al humano oculto
- William Gutierrez Pico
- 11 ago 2016
- 2 Min. de lectura
A lo largo del trabajo investigativo, evidenciamos que los niveles de violencia en la capital han aumentado considerablemente desencadenando diversos comportamientos en la sociedad, tales como justicia por su propia mano, inconformismo hacia las autoridades competentes y por supuesto miedo compulsivo a cualquier hora del día y en cualquier lugar.
Mucho hemos hablado de las secuelas psicológicas y el malestar de la víctima ante un acto que vaya en contra de su voluntad y genere insatisfacción, pero hemos relegado el trasfondo del actuar ante tal hecho que tanto nos genera insatisfacción, acaso ¿puedo ser yo el culpable de dicha actuación?, la respuesta mediática a la pregunta sería “no”, pero ¿será que no estoy recapacitando lo suficiente para pensar en el bullyng que yo hacía al niño tímido en mi salón? ¿En la mirada despreciable de que le hice al vendedor de maní cuando interrumpió mi charla en el transporte? o ¿en la burla que hacía a los demás por su apariencia física?, quizás pensamos que no es suficiente para tomar medidas tan drásticas y que generen secuelas en alguien con estas variaciones de trastorno y comportamiento.
Como lo dice un viejo y conocido refrán “de gota en gota se llena la copa” y quizás estas personas apartadas social mente están llenas de rabia y rencor, gracias a nuestro comportamiento. No es fácil lidiar con una sociedad excluyente que critica, ignora y lastima directa o indirectamente por medio de comentarios, en redes sociales o en simples comentarios de cafetería. Debemos aprender que la palabra por mínima que sea siempre tiene fruto y consecuencia de las críticas es el odio y la falta de intolerancia que estaos acostumbrados a manejar.
Siendo así, pienso que el llamado “delincuente” es un retrato de nosotros mismos, soy yo quien lo creo con mis palabras, con mi comportamiento y con mi actuar en la sociedad, ya que quizás para ellos no es fácil llevar una pesada carga llamada “sociedad”, y tarde o temprano deciden hacer justicia por su propia mano.
El robo a mano armada, los homicidios, femicidios, etc.
Quizás podemos empezar a descifrar al humano oculto en el agresor haciendo una retrospectiva de nuestro actuar, ya que quizás soy yo quien lo alimento y provoco su ira y su coraje haciendo que sea ese ser agresivo al que veo con una figura delincuencial, pero pocos sabrán que tras su aspecto y su actuar hay miedos, angustias, temor y deseos de ser aceptado por una sociedad que margina y humilla a quien consideran diferente.

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